Por el Dr. Raúl Piedra Castro, médico de Familia del Centro de Salud de Azuqueca de Henares (Guadalajara). El uso de medicamentos inhalados es la base del tratamiento de las enfermedades respiratorias.
El buen uso de los inhaladores en asma es tan transcendente que modifica el curso de la enfermedad evitando visitas a urgencias, ausencias laborales e incluso disminuye su mortalidad. Este es un punto importante porque el asma puede llegar a ser mortal. De hecho fallecen cerca de 1000 personas por asma en España cada año.
-Dificultades técnicas.
Todos los inhaladores deben ser manipulados para su uso y unos son más sencillos que otros. Independientemente de eso, en pacientes con artrosis, deformidad en sus manos o con dificultad de comprensión de instrucciones se puede hacer muy compleja la terapia.
La buena noticia es que la gran variedad de formatos y formas de administración puede proporcionar una solución casi a cada problema planteado.
-Complejidad de la pauta de tratamiento.
Usar varios tipos de dispositivos, con múltiples dosis en distinto momento del día puede complicar y dificultar conseguir los objetivos del tratamiento. El paciente asmático debe seguir su tratamiento pero no puede estar todo el día pendiente del mismo.
La simplificación de la terapia, con un solo tipo de inhalador y con el menor número de dosis posible es un objetivo a buscar.
-Dudas de eficacia.
En asma, en la mayoría de los casos, un tratamiento correcto a las dosis adecuadas puede conseguir un control total de la enfermedad. Sobre la eficacia potencial de los fármacos inhalados en asma hay pocas dudas.
Si el paciente tiene dudas de su eficacia debemos explicar su mecanismo de acción de forma comprensible y buscar la alternativa más cómoda y eficaz para ellos. Además la fuente de duda del efecto más importante es el propio mal uso del inhalador, que disminuye de forma radical sus efectos beneficiosos pues no llega en cantidad y forma adecuada a su lugar de acción en los bronquios.
-Miedo a efectos secundarios.
El paciente debe conocer los potenciales efectos adversos de su inhalador pero no magnificarlos. Son infrecuentes y generalmente de baja importancia.
Corticoides inhalados. Existe un miedo infundado al uso de los corticoides inhalados en asma. A las dosis adecuadas no produce obesidad, ni fracturas, ni infecciones u otros efectos que se les han atribuido. Sí existen efectos locales bucales como infecciones por hongos que pueden evitarse con un enjuague bucal con agua tras su uso diario. Es importante que el paciente conozca que los corticoides inhalados son la base del tratamiento del asma pues disminuyen la inflamación bronquial y ralentiza la progresión de la enfermedad. De hecho, en general, a mayor uso existe una mejor evolución del asma.
Broncodilatadores. Son los fármacos que abren los bronquios y normalizan el flujo de aire. Especialmente los de acción rápida, los rescatadores, pueden producir taquicardia y tos. Es una queja que suelen notar los pacientes que usan esos fármacos en dosis excesivas, generalmente por déficit de uso de corticoides inhalados, el tratamiento controlador. El uso a las dosis correctas suele solucionar este problema aunque es algo fugaz sin efecto a largo plazo en el paciente.
-Vergüenza de usar el inhalador en publico.
Usar un inhalador en publico es una forma de mostrarse enfermo a la vista de otras personas y nunca es agradable. La dificultad respiratoria aguda que sufre el paciente asmático en una crisis tampoco es agradable y puede evitarse por lo que es importante luchar contra esta idea.
Es importante normalizar el uso de los inhaladores de rescate, sobre todo en población pediátrica, pues su utilización a tiempo puede impedir complicaciones serias para la salud del paciente. No hay motivo para sentir esa vergüenza. Además, en esta época de pandemia Covid19, es seguro el uso de inhaladores de todo tipo. No así las nebulizaciones, los conocidos aerosoles, que requieren de condiciones especiales de seguridad.