Los investigadores vieron que
no hubo una asociación significativa entre las concentraciones de radón residencial y la aparición de la EPOC para los individuos expuestos a más de 200 Bq/m
3 en comparación con los expuestos a menos de 50 Bq/m
3.
Con todo, también observaron que
"los fumadores empedernidos parecen aumentar su riesgo de EPOC si se exponen a concentraciones más altas de radón en comparación con aquellos expuestos a concentraciones más bajas. Hubo un índice de sinergia estadísticamente significativo entre la exposición al radón y el consumo de tabaco", explican.
Además, la concentración de radón en interiores fue mayor en los no fumadores y fumadores leves con EPOC en comparación con los controles. Los autores concluyen que es necesario estudiar más a fondo una posible asociación entre este gas y la aparición de la enfermedad pulmonar en personas poco o nada fumadoras.
El artículo ha sido elaborado por
Alberto Ruano-Ravina, Candela Cameselle-Lago, María Torres-Durán, Ana Pando-Sandoval, Raquel Dacal-Quintas, Luis Valdés-Cuadrado, Jesús Hernández-Hernández, Angélica Consuegra-Vanegas, José Andrés Tenes-Mayén, Leonor Varela-Lema, Alberto Fernández-Villar, Juan Miguel Barros-Dios y
Mónica Pérez-Ríos.