En cuanto empieza a empeorar el tiempo aparecen también todas las enfermedades propias del otoño invierno, como los cataros, las bronquitis e, incluso, neumonías. Pero, ¿sabemos realmente en qué se diferencian unas de otras? La doctora Lorena Comeche Casanova, del servicio de neumología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, nos ayuda a dar respuesta a nuestras dudas.
Un catarro es una inflamación de la vía aérea superior, que desciende por el tracto respiratorio afectando a los bronquios. Como es natural, esto es más frecuente en personas que tienen una susceptibilidad especial, con bronquios más sensibles, lo que medicamente se llama hiperreactividad bronquial.
En estos casos, un tratamiento farmacológico adecuado puede evitar que el cuadro se haga descendente. Si con frecuencia cuando se sufre un catarro se termina teniendo síntomas bronquiales, es necesario consultar al médico, que le puede indicar unas pautas de tratamiento para evitarlo.
El constipado se caracteriza por el predominio de síntomas como congestión nasal, goteo nasal (rinorrea), dolor faríngeo, estornudos e irritación ocular. Y los síntomas principales de una bronquitis son la tos y la expectoración. Si bien es cierto que ambas pueden cursar tos, la de la bronquitis es bronquial y la del constipado es faríngea.
Por otra parte, y en cualquiera de los dos casos, la dificultad respiratoria o la escucha de silbidos con la respiración son síntomas de alarma que nos indican que es necesario acudir a un especialista.
La bronquitis es una inflamación de los bronquios y la neumonía es una infección del pulmón, con acumulación de líquido y secreciones infectadas en alveolo. Las neumonías pueden estar causadas por bacterias, virus y, en ocasiones más excepcionales, hongos. El agente causal más frecuente es una bacteria llamada Streptococcus pneumoniae.
Las bronquitis y las neumonías son procesos distintos y no es habitual que una bronquitis evolucione a una neumonía. Las primeras, por lo general, son de origen vírico y no precisan tratamiento con antibióticos, mientras que las neumonías en los adultos habitualmente son de origen bacteriano y se pauta tratamiento antibiótico siempre.
Cabe destacar que las neumonías son más peligrosas en niños, personas mayores, personas que tengan enfermedades crónicas importantes respiratorias (enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), asma…), diabetes mellitus, insuficiencia renal, patologías cardiacas, pacientes con cáncer o personas que están recibiendo tratamientos que bajan las defensas, como los inmunosupresores.
En general, para evitar las enfermedades respiratorias la doctora Lorena Comeche recomienda evitar agentes causales como el tabaco y la exposición a irritantes ambientales. También es importante no olvidar la vacunación antigripal y antineumocócica.
La mayoría de los cuadros respiratorios agudos pueden ser manejados de forma adecuada por un médico de familia. Pero se puede acudir al especialista, bien por indicación de este, o bien si los síntomas son de mayor intensidad o tienen una duración mayor de lo habitual, que es de dos semanas.
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