El reconocimiento reciente de la importancia que tienen las manifestaciones extrapulmonares, tanto en el manejo como en el pronóstico de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) ha llevado a que reconduzcamos las estrategias diagnósticas y terapéuticas hacia ellas, y que no centremos nuestros esfuerzos en valorar sólo una variable funcional (el volumen espiratorio forzado en el primer segundo) como marcador de supervivencia en estos pacientes.
Los trastornos sistémicos relacionados con la EPOC más estudiados son la pérdida de peso, la disfunción muscular, la osteoporosis y la enfermedad cardiovascular. Sin embargo, hay otros posibles efectos, como el síndrome anémico, que también podría ser consecuencia de la anormal respuesta inflamatoria que se produce en esta enfermedad. Por otra parte, la anemia como comorbilidad asociada a ciertas enfermedades crónicas, caso del cáncer y de la insuficiencia cardíaca, ha demostrado actuar como un marcador de mortalidad independiente. Se trata, por lo tanto, de una entidad que debe tenerse en cuenta en el manejo integral del paciente respiratorio, ya que puede tener un impacto claramente perjudicial en diversos aspectos de la enfermedad, como la disnea, la tolerancia al ejercicio y la calidad de vida.
En la literatura médica hay un número creciente de estudios que abordan la relación entre la anemia y la EPOC. Esta revisión se centrará en revisar brevemente los aspectos fisiopatológicos relacionados con el tema y en discutir algunas de las últimas evidencias publicadas hasta el momento.