Notar que últimamente nos quedamos sin aliento al realizar actividades ligeras, presentar una tos que no desaparece, sentir opresión en el pecho, experimentar sibilancias o un chirrido al respirar, sentirnos más cansados o fatigados… Cualquiera de estos síntomas puede ser un problema temporal o formar parte del proceso natural del envejecimiento, pero también pueden ser signos de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Con la EPOC (así se conoce popularmente), nuestros pulmones ya no pueden tomar todo el aire que necesitan. Se trata de una enfermedad que, según los datos del EPISCAN II, afecta al 11,8% de la población adulta en España. “Se caracteriza fundamentalmente por la disminución de los flujos ventilatorios”, explica el doctor José Vicente Greses Giner, jefe del Equipo de Neumología del Hospital Quirónsalud Valencia, “dando lugar a una obstrucción bronquial que, a la larga, conduce a la aparición de unos síntomas, entre los que el fundamental es la falta de aire o disnea. Si no se trata correctamente, puede derivar en una insuficiencia respiratoria grave”.

La función pulmonar y la edad juegan un papel muy importante para establecer el pronóstico. Sin embargo, aclara el especialista, “se necesita más información para realizar un diagnóstico individualizado y, por ello, se tienen en cuenta las valoraciones multidimensionales del índice BODE: el peso (índice de masa corporal), el grado de obstrucción, la sensación de falta de aire (disnea) y la capacidad de ejercicio”.

Asimismo, la frecuencia e intensidad de las descompensaciones —es decir, del agravamiento, en general rápido y reversible, de la situación respiratoria de un paciente con EPOC— son un factor primordial en la evolución de la enfermedad, tanto porque se traducen en un empeoramiento de la situación clínica como por el riesgo durante el periodo de agudización.

Los tratamientos para la EPOC aún no pueden curar la enfermedad. Sin embargo, continúa el doctor, “pueden reducir la velocidad a la que empeora y hacer que el paciente se sienta mejor. Los medicamentos pueden ayudar a algunas personas a respirar más fácilmente; entre ellos, se incluyen fármacos que ayudan a abrir las vías respiratorias o reducir la inflamación”.

¿Podemos ralentizar su progresión?

Algunas de las medidas que se deben tomar para frenar el avance de la enfermedad y vivir con una mejor calidad de vida son:

• Dejar de fumar. Es la primera y principal medida para frenar la progresión de la enfermedad.
• Ejercicio físico. Es el mejor instrumento de rehabilitación; debe realizarse con regularidad y con una intensidad moderada. Por ejemplo, caminar, nadar, etc.
• Dieta. Debemos establecer una alimentación saludable y equilibrada que permita alcanzar un peso normal, evitando el sobrepeso y la desnutrición que a veces se asocian a la enfermedad. Asimismo, es importante mantener una adecuada hidratación.
• Medidas ambientales. Debemos evitar la polución e inhalación de contaminantes como lacas, insecticidas, pinturas, detergentes, etc. Eludir también cambios bruscos de temperatura y excesivo frío.
• Cumplimiento del tratamiento farmacológico. Es fundamental entrenar la técnica de inhalación de los diferentes sistemas de inhalación de los fármacos broncodilatadores y antiinflamatorios que se usan para tratar la EPOC.

Cuando la insuficiencia respiratoria se agrava, se hace necesaria la terapia respiratoria con oxígeno. “La administración de oxígeno al paciente se lleva a cabo básicamente mediante un dispositivo o fuente que genera el oxígeno y un sistema de transporte hasta la vía aérea”.

Artículo: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2022-11-09/ahogo-dificultar-respirar-signos-epoc-bra_3518571