Está aquí: Inicio Actualidad El drama de los enfermos con EPOC o diálisis y la factura de la luz: "No puedo elegir no conectarme"
La subida de los precios de la energía ha causado estragos en la economía de muchas familias durante los últimos meses. Pero, ¿qué hacer cuándo tu vida depende de la electricidad y no puedes elegir cuando conectarte? Esta es la incertidumbre constante con la que viven miles de enfermos crónicos cuya vida está ligada a respiradores o máquinas de diálisis que necesitan estar enchufado casi 24 horas al día.
Aunque no hay datos oficiales, las asociaciones de pacientes calculan que en España hay más de 3 millones de personas electrodependientes, que incluyen a personas con discapacidad, con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), renales y de Esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Un colectivo que está sufriendo como nadie los sobrecostes derivados de la guerra de Ucrania y los cambios regulatorios que afectan a las facturas energéticas, dificultando a muchos llegar a fin de mes, y sobre los que las asociaciones de pacientes denuncian que "hay un total olvido por parte de la Administración y las compañías eléctricas". Aunque algunos territorios tienen ayudas, la mayoría debe hacer frente a los costes energéticos derivados de sus tratamientos domiliciarios, como un ciudadano más.
"Este último año ha sido tremendo. Yo vivo con temor el momento en el que llega la factura de luz", nos cuenta María Martín, jubilada de 70 años, que tiene EPOC grave. "Puedo elegir entre comer una cosa u otra, pero no puedo elegir entre pagar la luz o respirar. La luz es mi medicina. Mi vida depende 100% de varias máquinas que tienen que estar conectadas a la red eléctrica más de 16 horas", explica a 65YMÁS esta pensionista, que aparte de su aparato de oxígeno, necesita estar enchufada toda la noche a otra máquina para la apnea de sueño.
A esta delicada situación se ha sumado la crisis energética y de precios, que ha duplicado y hasta triplicado las facturas energéticas de muchos enfermos crónicos. "He llegado a pagar 145 euros consumiendo lo mínimo posible. Vivo sola y llevo meses sin usar el horno y limitando el uso de electrodomésticos", señala María, que confiesa que tiene una vida cada vez más austera porque con su pensión por debajo de los 1.000 euros, "no le llega. "Y ahora tiene que llegar la del gas... Me agobia mucho a nivel emocional. Yo no puedo elegir a qué hora me viene mejor conectar el oxígeno, sin la máquina, no puedo vivir", afirma.
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